Decían los viejos aquello de: "dios mío, guárdame de mis amigos, que de mis enemigos me encargo yo"
Y yo, aunque no soy viejo ni, por supuesto, tengo en cuenta lo de los seres superiores, tengo que pensar lo mismo.
Después del desastre, siempre aparecen salvadores, antes nunca.
Bienvenidos sean, pero..., desde cuando se ha visto a los lobos guardar las ovejas.
L@s mism@s que nos llevaron al desastre,
a la apatía más cutre,
a la desmovilización y a la inopia voluntaria,
al gulag de las ideas para modernizar,
para ser más guap@s, más list@s,
más competitivos, más eco-de-todo...
Ell@s,
que siempre llevan leído el pronóstico
adecuado a la coyuntura,
la cita necesaria y sesgada de algún clasico
que ni comprenden ni respetan...
L@s hegemónic@s
que confunden a la inmensa mayoría
con "el Poder para hacer"
y "Hacer para poder".
Quienes ya no recuerdan que la Teoría Revolucionaria
siempre tiene su origen en la Práctica Revolucionaria.
Quienes creen que el fin -su fin-, merece cualquier medio.
Quienes olvidan a quienes y a qué representan.
Quienes olvidaron que para tod@s nosotr@s,
por encima de méritos cobardes,
insignias indignas y títulos burgueses,
el único capital que valoramos y poseemos
son nuestras manos...
Quienes nos utilizan
como mano de obra barata
y útil a veces.
Quienes imaginan que no pensamos,
que no soñamos, que no deseamos,
que no sangramos...
Aquell@s quienes crean que son
divinos, nuestros nuevos amos...
Se equivocan,
desde el fondo de nuestros ojos...
con los corazones remendados otra vez...
con la boca cerrada de dolor
o con las manos abiertas donde llevar todas las flores
o haciendo con nuestros cuerpos un montón inmenso, una rampa infinita
para que los que vienen detrás culminen -al fin, por fín-
la escarpada subida.
20080311
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